Comentario
Los objetivos más importantes del Gobierno imperial chino eran: la explotación de los recursos naturales de forma tan completa como fuera posible; el mantenimiento del prestigio y del poder imperial, la recaudación de tributos, la conservación de la disciplina civil y el atender a la defensa efectiva de China contra sus enemigos. Mas el Gobierno imperial adolecía de tres grandes debilidades: los fallos del sistema de reclutamiento, las dificultades en la delegación de autoridad y la importancia que se daba a los aspectos formales en detrimento del fondo. La necesidad de emplear extranjeros como jefes del ejército surgió, en parte, como consecuencia del desprecio que se sentía por la carrera de armas, y la dificultad de mantener en manos chinas las defensas imperiales apropiadas suponía un evidente peligro para el Gobierno. La falta de funcionarios íntegros impedía a veces que se juzgaran rectamente los proyectos administrativos que se proponían. Y la formación académica de los funcionarios alentaba la tendencia conservadora y dejaba pocas posibilidades a la innovación. La conservación deliberada de estructuras fuera de uso conducía fácilmente al abuso de poder o al fracaso del gobierno en el cumplimiento de sus obligaciones. A las críticas racionales contra las prácticas existentes se oponía el argumento de que se mantenían tradiciones muy arraigadas de las que no se debía prescindir.